Últimamente y debido a la crisis del COVID-19 hemos escuchado hablar con frecuencia del sistema inmunitario. La respuesta inmunológica ante el coronavirus varía mucho de una persona a otra. Así, muchas personas se han mostrado asintomáticas mientras otras sin patologías previas han desarrollado enfermedades graves como neumonías.
Afrontar cualquier enfermedad con un sistema inmune debilitado provoca además un estrés añadido a las personas que lo sufren.
Además, diversas investigaciones coinciden en que el sistema inmunitario es una pieza clave en la salud y longevidad de las personas.
El proceso de envejecimiento está relacionado con cambios también a nivel inmunitario. Así, algunas funciones inmunitarias aumentan y otras se deterioran. A este proceso se le conoce como inmunosenescencia.
Pese a que no podemos fortalecer nuestro sistema inmunitario frente a este nuevo y desconocido virus COVID-19 y otras enfermedades si podemos reducir la probabilidad de enfermarnos.
Sistema inmunitario
El sistema inmunitario nos protege de invasores externos como virus, bacterias, hongos y toxinas. Distintos órganos, proteínas y células trabajan conjuntamente en dicho sistema.
Este sistema esta a su vez formado por dos partes:
- Sistema innato: con el que todos nacemos. Reconoce un número limitado de moléculas y proporciona una defensa inmediata.
- Sistema adquirido: se adquiere cuando el organismo está expuesto a microbios. Dispone de memoria frente a los antígenos y produce células (anticuerpos) para proteger de invasores específicos.
El sistema inmunitario y el envejecimiento
En la pubertad la respuesta inmunitaria es máxima. Por el contrario, esta respuesta va disminuyendo con la edad (inmunosenescencia).
A medida que envejecemos nuestro sistema inmunitario se debilita y va perdiendo eficacia. Se produce una dificultad en distinguir lo nuestro de lo ajeno, es decir, existe una dificultad de reconocer los antígenos extraños. Por ello, los trastornos autoinmunitarios son más frecuentes.
Los trastornos autoinmunitarios se producen cuando el sistema inmunitario ataca y elimina tejido sano por error.
Las enfermedades autoinmunes más presentes en personas de edad avanzada son:
- Polimialgia reumática
- Arteritis de Horton
- Miopatías inflamatorias
- Esclerodermia
- Síndrome de Sjögren
Esta variación en la respuesta inmune también influye en la susceptibilidad a patologías como el Parkinson y el Alzheimer.
Uno de los factores que influyen directamente en nuestro sistema inmune es el estrés. Recordemos que debido a la situación actual de pandemia y aislamiento, nuestros mayores se están enfrentando a determinados problemas psicológicos, emocionales y sociales. Situaciones que están generando estrés y suprimiendo su inmunidad. El cuerpo se puede ver inundado de cortisol que atacaría a los glóbulos blancos y la respuesta a determinadas enfermedades cómo el cáncer sería más complicada.
¿Cómo fortalecer el sistema inmunitario?
- Consumir alimentos que fortalezcan el sistema inmune y contengan:
- Vitamina A y betacarotenos (papaya, zanahorias…)
- Vitamina C (cítricos, pimientos, brócoli…)
- Zinc (mariscos, huevos, lentejas…)
- Vitamina D (salmón, sardinas, cereales…) Además tomar el sol con moderación ayuda a nuestro cuerpo producir esta vitamina.
- Especias (cúrcuma, jengibre, canela…)
- Hacer ejercicio físico.
- Evitar el consumo de tabaco y alcohol.
- Dormir entre 7 y 8 horas. Durmiendo adecuadamente haremos que nuestro cuerpo produzca las últimamente muy mencionadas células T, intervinientes en el combate contra distintas infecciones.
- Recibir las vacunas correspondientes según la edad.
- Intentar relajarse. Evitar el estrés.
- Hidratarse. Beber de 4 a 6 vasos de agua diarios.