El envejecimiento es un proceso natural, universal, complejo, progresivo, dinámico, heterogéneo e inevitable donde se producen una serie de cambios a nivel biológico y funcional.
Es importante conocer qué cambios se producen y actuar de forma preventiva. Llevar un estilo de vida saludable y óptima será un factor necesario que nos permitirá vivir con calidad de vida durante el máximo de tiempo posible.
¿Qué cambios se producen?
A nivel físico y fisiológico
Se produce una serie de cambios o alteraciones cuando en la mayoría de los órganos, así como también en los tejidos, van disminuyendo su actividad y funcionalidad.
Dentro de los principales cambios tanto estructurales como fisiológicos encontramos:
- Disminución del agua corporal.
- Rigidez de las arterias.
- Aumento de la presión arterial.
- Reducción del flujo sanguíneo en la mayoría de los órganos.
- Aumento del riesgo de infecciones.
- Aumento de la grasa muscular.
- Pérdida de masa ósea.
- Acortamiento de la columna vertebral debido a que se produce un acortamiento del disco vertebral.
- Disminución en la agudeza de los sentidos: táctil, visual, olfativa, auditiva
- Disminución del flujo sanguíneo cerebral.
- Disminución en la producción de saliva, así como del movimiento. intestinal conocido como peristaltismo.
- Aparición de arrugas y encanecimiento.
- Incremento en el depósito de calcio y grasas.
- Disminución del tamaño de las encías y pérdida de piezas dentales.
A nivel psicológico y conductual.
Entre los cambios que podemos encontrar tenemos:
- Su percepción del entorno varía. Esto se debe a los cambios físicos y fisiológicos de los sentidos (disminución de la agudeza visual, auditiva, entre otros)
- Hay una disminución de la coordinación psicomotora.
- Ante la aparición de este declive, la persona adulta mayor puede llegar a experimentar cuadros de depresión.
- Pueden también aparecer cuadros de ansiedad, irritabilidad, aislamiento.
- Dificultad para adaptarse a su entorno.
A nivel cognitivo
Se produce una disminución o declive de las funciones cognitivas.
Vemos que hay una disminución en la velocidad de procesamiento de la información. Es decir, aumenta el tiempo en dar una respuesta a un estímulo que han recibido.
Por otra parte, podemos observar que la atención también se ve reducida. Por ejemplo, el tiempo que tardan en cambiar de un estímulo a otro aumenta.
En cuanto a la memoria, la memoria de trabajo y la episódica son las que se ven más afectadas.
Hablamos de memoria de trabajo cuando utilizamos información que ha sido almacenada en un periodo corto de tiempo. Para verlo más claro, os ponemos un ejemplo: cuando leemos una noticia y luego queremos recordar lo que hemos leído.
Por otra parte, hablamos de memoria episódica cuando se relaciona con eventos o sucesos de nuestro día a día. Este tipo de memoria se almacena dentro de la memoria a largo plazo. Un claro ejemplo lo vemos cuando preguntamos que ha comido o cenado el domingo anterior.
Es muy importante en este punto aclarar que el hecho de que haya un declive o una disminución de las funciones cognitivas, no conlleva implícito el que la persona vaya a tener deterioro cognitivo.
Conclusión
Como hemos dicho al inicio, el proceso de envejecimiento no es homogéneo en las personas. Lo que si estamos viendo, a medida que se va centrando el foco en el envejecimiento, es que hay que mantener en la medida de lo posible un estilo de vida saludable a lo largo de nuestra vida.
La alimentación, el ejercicio y actividad física, asi como el entorno familiar, social y económico son factores que no debemos perder de vista porque son clave para tener un envejecimiento óptimo y deseable; con dignidad, con calidad de vida y autonomía personal.